25 de agosto de 2014

RECORRIMOS EL MUSEO DEL HOLOCAUSTO CON LOS SEGUNDOS AÑOS

La visita al Museo del Holocausto, desde la asignatura Catequesis, nos permite conjugar dos elementos: la historia y la memoria. Ellas son esenciales para volver sobre nuestros pasos, confirmando los aciertos y revisando los errores cometidos.
Como educadores, apasionados por la humanidad, trabajamos para impregnar la vida de los niños, adolescentes y jóvenes de valores que puedan vivir comprometidamente durante su existencia.
En el proceso mutuo de enseñanza-aprendizaje, además de conocimientos, es necesaria la formación ética que parte de los testimonios de vida y después podemos leerlas en los libros y hacerlas prácticas en nuestra vida cotidiana.





Transcribimos algunas respuestas –de los chicos y chicas- a la siguiente pregunta:
¿Qué sensación –lo que sentiste en tu interior, en tu corazón- y qué enseñanza te ha dejado a vos la visita al Museo del Holocausto?

Nos dejó una fuerte impresión saber lo que el hombre pudo llegar a hacer en esos momentos. Saber lo que pasó, nos ayuda a impedir que se repita, porque al fin y al cabo todos somos diferentes y nadie merece ser tratado con inferioridad uno que el otro. Reflexionar juntos sobre lo sucedido nos ayudará a ser consientes de lo que sucedió fue un acto total de discriminación y racismo, y poder evitar que esto ocurra nuevamente.

Sentimos que fue una gran experiencia poder conocer la historia, para entender lo sucedido y evitar que vuelva a pasar. Nos permitió ponernos en el lugar de aquellas personas para entender su sufrimiento y entender cómo se sentía estar aislado y ser discriminado por personas que, en realidad, son iguales a vos, pero con distinta ideología.

La enseñanza que nos dejo el Museo del Holocausto es que los alemanes lo que hicieron estuvo completamente mal que nunca se tiene que hacer eso que no hay que actuar de esa forma. Hay que aceptar a la gente como sea, no porque sea diferente o tengan religión distinta tenés que tratar a la persona como lo hicieron los alemanes a los judíos. Porque todos somos personas y seres humanos y todos somos diferentes. Y lo primero es usar el DIALOGO, porque con eso se arregla todo, o al menos se intenta arreglar sin utilizar armas o acceder a la violencia. Estaría bueno que todos pensemos el camino positivo de esto, y no tengamos que influir en el maltrato o en lo que nos hace daño.

La visita al Museo del Holocausto nos impresionó mucho ya que no podíamos creer los daños que hacían a toda clase de persona solamente por una ideología, esto nos deja la enseñanza de hacer memoria para que no vuelva a ocurrir en el futuro, a no tener un estereotipo de persona, a no juzgarlas solamente porque tienen una religión o un color de piel diferente.

Nos enseñó que hay que aceptar a las otras personas por más que tengan rasgos distintos, piensen distinto o tengan una distinta religión. Lo bueno sería que reflexionemos sobre lo que paso para jamás se repita. Nadie debe ser tratado como los trataron a los judíos. Además que tampoco haya guerras porque esto genera destrucción y muertes, generando pobreza.
Sinceramente en el museo observamos distintos hechos que captaron nuestra atención y hechos que realmente nos hicieron reflexionar.
Las historias que escuchamos sobre los tratados que tenían los nazi sobre los judíos fue realmente impactante ya que cada vez, con el paso el paso del tiempo, los nazi prohibían y le sacaban más derechos a los judíos. Gracias a la manera que interpretamos las cosas, esperamos que en un futuro no se repita lo ocurrido en esos tiempos.

Nos causo tristeza, frustración y enojo al saber que los alemanes hayan causado tal masacre solo por una ideología que no tenía mucho sentido y por la economía en ese momento. Creemos que fue una acción racista y vulgar, ya que excluían a todos los que no sean un ideal de persona especifico. También nos causó esperanza al saber que personas del mismo país o de otros ayudaron a los judíos para poder parar la masacre.

Dolorosamente la primera sensación que te regala la visita es la gratitud, todo el que sale del museo debe sentirse agradecido por vivir ésta época notablemente mejor en el enfoque de la discriminación. Con la primera explicación que dio la guía quedó en nosotros ese sentimiento.


 Para nosotras lo que más no impactó del video, sobre el testimonio de David Galante fue cuando llegaron al campo de concentración y los forman y los van seleccionando, a los que conservaban para que trabajen y a los otros los mataban.
Apenas salimos del museo, algunos nos pusimos a llorar. Algunos solo se sentían tristes. Pero todos nos sentimos terribles por la pérdida de millones de personas por una causa injusta como fue el Holocausto/ Shoá. Nos gusto saber lo que paso para que no se vuelva a repetir, para poder evitarlo. Nosotras nos sentimos personalmente mal porque si bien no pasamos por ello (ni habíamos nacido) pudimos “sentir” el sufrimiento de las millones de personas que vieron morir a su familia injustamente.
Nosotros sentimos tristeza por la vida que injustamente pasaron nuestros hermanos judíos, que son personas normales y corrientes que no tuvieron que pasarla como lo pasaron en esos tiempos. Sentimos mucha pena cuando nos contaron como los mataban en los campos de concentración y como los excluyeron socialmente cuando los llevaron a los ghettos. Aprendimos que todas las personas son iguales y que no tiene él porque ninguno de sufrir así, que la guerra no sirve para nada y a no desvalorizar la vida de nadie.

En la visita, todo el grupo coincidió en una única sensación, la impotencia. Impotencia de saber la cantidad de gente que murió en aquellos trágicos sucesos ocurridos durante la II Guerra Mundial, pero más que nada impotencia porque no se pudo hacer nada, porque no hubo gobiernos que pudieran hacerle frente a esos desequilibrados, que su único objetivo era el de exterminar una raza que no le practicaba el mal a nadie, y a esas muertes semitas se le suman aquellas que intentaron enfrentar a los alemanes y que lo hicieron con poco éxito.

Agregamos dos testimonios personales:

Al momento de llegar al museo, sentí algo dentro mío  que me hizo saber que la visita iba a ser interesante. Dentro, pude comprender cosas acerca de la Alemania nazi y de la situación de los judíos en Europa que no sabía. Al ver las imágenes de la vida de los judíos y como eran maltratados, me causó un gran impacto; más aún al ver los cuerpos apilados dentro de los campos de concentración. Creo que deberíamos imponernos en contra de alguien o algunos que intenten revivir estos horribles recuerdos que quedaron grabados en las mentes de todas las personas, de lo contrario, habría otra exterminación masiva de la que nos arrepentiríamos durante mucho tiempo.
Lo que sentí yo al ir al Museo del Holocausto y saber cómo se trataba a la gente en ese momento fue algo muy raro, no podía entender como personas que se creían superiores a otras (los nazis) tenían que discriminarlas por su religión, abusarse de ellas y de sus derechos. Me asombraba la manera de cómo se los castigaba sin sentido alguno y que los maltraten como los maltrataban, golpeándolos, matándolos, invadiendo su propia casa y terminar llevándose cosas que nos les pertenecían. Tampoco podía entender como los judíos no se defendían a semejante maltrato.
La enseñanza que me dejó la visita fue que no hay que discriminar a las otras personas, tratarlas como seres inferiores a vos y tampoco usar la violencia para querer imponer poder.






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